Las Naciones Unidas designaron el primer lunes de octubre de cada año como Día Mundial del Hábitat para reflexionar sobre el estado de nuestros hábitats y sobre el derecho básico de todos a una vivienda adecuada.

Bajo el lema “Cerrando la brecha. No dejar a nadie, ni ningún lugar, atrás”, aborda el problema de la creciente desigualdad y los desafíos en las ciudades y los asentamientos humanos. Es una llamada de atención sobre las crecientes disparidades y vulnerabilidades exacerbadas por las crisis de la triple «C»: COVID-19, clima y conflictos.

Tras la pandemia y los conflictos recientes han echado por tierra años de progreso en la lucha contra la pobreza; dando lugar a la aparición de nuevos pobres: los que habrían salido de la pobreza en ausencia de la pandemia pero siguen siendo pobres, y los que han caído en la pobreza a causa de la pandemia.

Las ciudades y los gobiernos locales desempeñan un papel fundamental en la respuesta a las crisis y emergencias, así como en la planificación de un futuro inclusivo, resiliente y ecológico. Por lo tanto, la acción local y la aplicación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible a nivel local son más importantes que nunca.

En la actualidad, aproximadamente el 20% de la población mundial no tiene acceso a una vivienda, esto equivale a unas 1.800 millones de personas. Además, la ONU pronosticó que este número se elevará hacia 3.000 millones, para el año 2030.