Investigadores de la Universidad Nacional de la Plata trabajan en un proyecto para el cultivo de maíz en altura. Buscan así caracterizar los cambios fisiológicos asociados para el diseño de estrategias específicas. 

Esta iniciativa tiene por finalidad ayudar a los productores agrícolas andinos que comúnmente trabajan a más de 3 mil metros sobre el nivel del mar. 

En esas zonas suele cultivarse esta semilla, al igual que papa, poroto y quinoa. Sin embargo, es el maíz el más sensible a las bajas temperaturas propias de las regiones más elevadas. 

La adaptación del maíz

Entendiendo que se trata de sistemas productivos de gran riqueza y que funcionan como reservorios de diversidad genética, donde sobreviven variedades únicas de semillas nativas, es que inicia este proyecto que busca salvaguardar la agricultura familiar tradicional. 

Explican que uno de los mayores desafíos es la falta de información científica necesaria para apuntalar tácticas de manejo de los cultivos. Además se trata de lugares cuyos ambientes se ven limitados por sus condiciones climatológicas. Cabe destacar que las heladas son más frecuentes, lo que entorpece el desarrollo de la floración. 

Para su investigación, los científicos realizaron ensayos experimentales en sitios de entre 2.300 y 3.300 metros sobre el nivel del mar, y muestreos en lotes productivos. De este modo, lograron conocer cómo el aumento de la densidad de siembra mejora el desarrollo del área foliar, la intercepción de luz y el número de granos por unidad de superficie. 

Es así que se lograron mejores rendimientos aunque con granos más pequeños. Lamentablemente, destacan que esto se traduce en un menor excedente de producción, lo que dificulta las posibilidades de comercialización y reduce el margen económico

Las poblaciones andinas cultivan maíz pese a las heladas.
Las poblaciones andinas cultivan maíz pese a las heladas.

Impedimentos a largo plazo

Aunque esta información brinda nuevas posibilidades para los productores familiares andinos, la altitud presenta nuevas problemáticas a futuro. Según pudieron concluir, la escasez de agua podría ser un problema incipiente. 

Dado que el terreno requiere el regadío por medio de agua de deshielo, es inevitable pensar que el avance del calentamiento global disminuya las proporciones de agua a las que se pueda acceder.