El norte de Grindavik viene experimentando desde diciembre múltiples erupciones por parte de uno de sus volcanes. Las mismas provocaron la evacuación de gran parte de su población y la del pueblo vecino, Reikiavik.
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La actividad del volcán
Su exhibición más reciente empezó el miércoles tras una serie de sismos. Según informó la Oficina Meteorológica de Islandia, la lava estaba saliendo expulsada a unos 50 metros hacia el cielo, desde una fisura de 2,5 kilómetros.
Ya son 5 las erupciones que tuvieron lugar en la región desde que comenzó la actividad a fines del 2023. La mayoría de los muros defensivos fueron tomados por la roca fundida y algunas construcciones civiles se vieron comprometidas. Así mismo, el evento del 8 de febrero engulló un gasoducto y dejó sin suministro de agua caliente a miles de personas.
Un problema normalizado
El área forma parte del sistema volcánico de Svartsengi que estuvo inactivo por casi 800 años antes de volver a despertar. De todas formas, la isla en sí se encuentra en una zona activa en el Atlántico Norte, por lo que registra esta clase de fenómenos de manera regular y su población tiene experiencia lidiando con ellos.
Por el momento, rige un estado de emergencia en la localidad y su balneario termal más famoso permanece cerrado al público.