El sismo de magnitud 7,8 es el más grave registrado en el país en lo que va de siglo XXI y el segundo más fuerte en los últimos 100 años, después del que sacudió Er-zin-can, en el este de Turquía, el 26 de diciembre de 1939. Aquel movimiento dejó más de 32 mil muertos y provocó un tsunami en el mar Negro.
Turquía es, por su posición geográfica, un área de alta actividad sísmica. La mayor parte del país recae sobre la placa de Anatolia, atrapada entre varias que pueden hacer presión desde diversos frentes y, por tanto, provocar grandes terremotos como los ocurridos este lunes.
Sólo en el año 2022, Turquía registró más de 20.000 sismos. De ellos, casi 130 superaron la magnitud 4 en la escala de Richter, mientras que uno superó el nivel 6, según datos de la agencia nacional de emergencias (AFAD) recogidos por los medios turcos.
Donde se registró el epicentro del impacto, al menos 912 personas murieron y cerca de 5.400 resultaron heridas, según el último balance comunicado por la presidencia. Unos 2.818 edificios se derrumbaron con el temblor, lo que deja prever un balance mucho más grave. En la Siria vecina, el temblor también causó destrozos.