Según revelaron expertos del Instituto Weizmann de Ciencias -uno de los centros de investigación más importantes del mundo-, el verano de este año en el hemisferio norte fue el más caluroso desde que se tienen registros. Sin embargo, aclaran que esta no es una sorpresa dado que se corresponde con el patrón de la última década. Lo novedoso es cómo se vincula con los vientos.
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¿De qué se trata?
Las temperaturas anormalmente elevadas resultaron en intensas sequías, incendios forestales, pérdida de cosechas y problemas de salud. Ahora los científicos aseguran que la circulación del aire también podría ser un factor clave en estos acontecimientos debido a su progresivo debilitamiento.
Explican que su capacidad para distribuir y dispersar la humedad y el calor se vio atenuada con el pasar de los años. En un principio no comprendían por qué ocurría esto, pero ahora parecen haber hallado la respuesta.
Dueños de los vientos
Según los expertos, somos los humanos quienes hemos estado cambiando los sistemas de circulación. Para llegar a esta conclusión, los estudios se centraron, por un lado, en los patrones y las redes de presión que transportan las condiciones climáticas, como las tormentas; y, por el otro, en la circulación de Hadley, en la que aire cálido se acumula en el ecuador y fluye hacia los polos.
Así, descubrieron que el decaimiento de ambos esquemas, que se viene documentando desde 1980, está vinculado a las emisiones de gases de efecto invernadero de origen antrópico.
Detallan que estos contaminantes calientan más el aire en las latitudes altas que en las bajas, lo que resulta en una reducción en la diferencia de temperatura entre las latitudes norte y sur -que son las que definen la trayectoria de los vientos-. Esta situación está provocando el debilitamiento en las trayectorias y más acumulación de calor, lo que termina retroalimentando el problema.