En estos momentos, y con la ayuda del Acuerdo de París en 2015, las tecnologías bajas en carbono crecieron lo suficiente como para suministrar el 42 % de la energía mundial. En este escenario, el informe titulado “Impulsar la transición energética impulsando la demanda de los clientes: pasando del debería al deseo” (Turbocharging the Energy Transition by Boosting Customer Demand: Shifting from Should to Want), sostiene que, si colocamos a los consumidores en el centro de las nuevas soluciones de energía sostenible, se podría acelerar significativamente la transición energética.

El impulso hacia la transición energética

Según un análisis realizado por Boston Consulting Group, las transiciones centradas en los clientes son capaces de avanzar entre dos y cinco veces más rápido que las impulsadas exclusivamente por la oferta, y tener un impacto más duradero.

Los beneficios de este enfoque se verían reflejados en tres sectores clave: los edificios residenciales y comerciales, incluidos los centros de datos; la mayoría de las áreas del transporte; y la industria. Los mismos representan el 60 % de la demanda energética global y un tercio de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI).

¿En donde se encuentra la Argentina?

Por su parte, Leonardo De Lella, managing director & partner de BCG, señaló que los clientes esperan productos y servicios cada vez más sostenibles, pero que buscan ofertas atractivas que traduzcan su compromiso en acciones.

También, De Lella en diálogo con el medio Econo Journal, indicó que “El contexto macroeconómico de la Argentina ciertamente influye en la velocidad de adopción de productos y servicios sostenibles, con un punto de partida más rezagado y prioridades orientadas hacia la estabilización económica”.