El servicio Meteorológico Nacional de Estados Unidos advirtió que la combinación de fuertes vientos y condiciones de sequía extrema crearon una “situación particularmente peligrosa” en la que cualquier nuevo incendio podría explotar en tamaño, según informa el medio Associated Press.

Los peligros que trae el tornado

Si bien el aviso no menciona a los tornados de fuego, el meteorólogo Todd Gall sostiene que son posibles en estas condiciones. Se trata de una “columna de vórtice giratorio de aire caliente ascendente y gases que se eleva desde un incendio y transporta humo, escombros y llamas”. De hecho, pueden transportar brasas en el aire y cambiar el comportamiento del fuego.

Este fenómeno es peligroso porque puede producir incendios más fuertes al absorber aire. De hecho, en 2018, un tornado de fuego del tamaño de tres campos de fútbol mató a un bombero al estallar en lo que ya era un devastador incendio forestal.

La situación en California es dramática y se mantienen las alertas. De acuerdo con los últimos reportes oficiales, las víctimas fatales ascienden a 25, aunque se espera que aumenten con el correr de los días.

¿Qué es la sustancia roja que utilizan los bomberos en California?

Los efectos secundarios del polvo rosado que están usando en los incendios en Los Angeles.
Los efectos secundarios del polvo rosado que están usando en los incendios en Los Angeles.

Tras los incendios en Los Ángeles (EE.UU.) algunos terrenos y vehículos presentaron un peculiar polvo entre rojo y rosa. Los expertos explican que se trata de una sustancia llamada Phos-Chek que, mezclada con el agua, contribuye a ralentizar la propagación de las llamas. La misma fue lanzada desde los hidroaviones. En concreto, el retardante hace que el agua vertida tarde más en evaporarse y propicie que el proceso de la combustión se ralentice.

El colorante utilizado permite visualizar dónde ya fue aplicado el producto; sin embargo, este tiende a desaparecer con el tiempo. Desde el Servicio Forestal advirtieron que debe utilizarse a una distancia mínima de 91 metros de los cuerpos de agua a fin de evitar posibles daños a la fauna acuática, especialmente a los peces.

Entre el 2009 y 2021, se estima que se utilizaron más de 440 millones de galones de este compuesto en terrenos federales, estatales y privados, la mayoría en el oeste de Estados Unidos.