El islote de Bacan, de apenas 250 metros de largo y diez de ancho, está echando raíces y se está asentando en las costas venecianas. Se trata de una lengua de arena que durante años estuvo apareciendo y desapareciendo con las mareas; sin embargo, contra todo pronóstico, se está haciendo un lugar permanente en la región. 

Según advierten especialistas de la Universidad Ca’ Foscari, su superficie está presentando brotes de flora autóctona, como juncos, hinojo y algunos arbustos, lo que a su vez desafía la salinidad del entorno. Ciertamente se está convirtiendo en un paisaje inesperado y floreciente. 

Un poco más de Bacan

Cabe destacar que estas tierras, antes intermitentes, eran usadas como refugio estacional por pobladores cercanos. En ese sentido, explican que este nuevo ecosistema es producto de la convivencia entre los seres humanos y la naturaleza, y que demuestra que la laguna puede evolucionar de forma positiva en paralelo a la intervención de las personas. 

Por otra parte, detallan que parte de su estabilización se debe a la barrera MOSE, un Módulo Experimental Electromecánico que es una de las mayores obras de ingeniería de la región. El sistema tiene por función combatir las mareas altas que dos veces al año inundan a Venecia. 

Pese a estas declaraciones, otros expertos se pronunciaron preocupados asegurando que esta no es una prueba de una “relación armoniosa con la naturaleza”. Por otro lado, hay quienes niegan que Bacan haya aparecido por causa de la barrera y aseguran que se debe a procesos naturales acumulados. 

Otras posibilidades

Desde la Universidad de Padua sostienen que el sistema MOSE limita la entrada de sedimentos que alimentan a las marismas, humedales que absorben más dióxido de carbono que un bosque, y que funcionan como amortiguadores naturales de las mareas. Por otro lado, cuestionan que la isla pueda sobrevivir en el largo plazo. 

De ser ciertas estas últimas teorías, la presencia de Bacan sólo demostraría cómo las fuerzas de la naturaleza intentan hacerse lugar ante la presencia humana. Además, no sería más que una distracción a lo verdaderamente importante: la lenta desaparición de las marismas.