El océano produce la mitad del oxígeno que respiramos, y sin embargo, lo hemos llevado a una «situación crítica». «Si no tenemos un océano sano, difícilmente podamos pensar en un futuro para la humanidad», dijo Maximiliano Bello, experto chileno en conservación marina, encargado de la Unidad Internacional de Conservación de ‘The Pew Charitable Trust’.
Bello aseguró que «no podemos esperar tanto más para tomar decisiones. Hay decisiones que tienen que ser tomadas con rapidez y fuerza». Una de las posibles acciones que considera que los gobiernos podrían tomar, es acabar con el subsidio a flotas pesqueras, «terminar con los subsidios negativos». La práctica está muy extendida entre los países desarrollados a pesar de que 60% de esos fondos promueven una sobreexplotación del ecosistema marino y una extensión de la pesca ilegal.
«Por años ciertos países desarrollados, la Unión Europea (particularmente España), y algunos países de Asia, Japón y otros, han venido dando grandes subsidios a la pesca para poder reformar o construir nuevas embarcaciones, generar nuevas tecnologías, incluso pagar sueldos, pagar el combustible», indicó Bello.
Los subsidios a la pesca alcanzan los 30.000 millones de dólares al año, según dijo el experto en normativa medioambiental, Remi Parmentier, director de ‘The Varda Group’ en la Cumbre Ministerial de la Organización Mundial del Comercio 2018. De esa cifra, 60% de los fondos se destina a fortalecer flotas que depredan el fondo marino con prácticas de pesca peligrosas para la biodiversidad o que desarrollan actividades en aguas territoriales en las que no fueron autorizados.
«Si las pesquerías subsidiadas se manejaran como cualquier negocio —lo que se produce es lo que genera el dinero para poder volver a salir a pescar—, ninguna de esas pescas existiría. Por tanto, los subsidios crean una especie de imagen irreal de lo que está sucediendo. Tú puedes seguir pescando con la mejor tecnología, ninguno de esos peces se va a lograr escapar, pero tú no estás respondiendo al negocio como tal, sino a que tienes un subsidio para poder seguir adelante. Eso lo único que hace es llevar al colapso de más pesquerías», explicó Bello.
Los impactos de la pesca ilegal «son tremendos, graves», dijo Bello. «Una de cada cinco especies que comemos se contabiliza que puede ser pescada ilegalmente, y a lo mejor éste es un número incluso bajo».
Sin embargo, advirtió que el problema también lo constituye la pesca legal, porque hay sobrepesca en el mundo.
«Los datos de la FAO, que son bastante conservadores incluso, hablan de que el 90% de las especies hoy está cerca de la sobrepesca, o completamente ‘utilizada’ (como se le llama). A eso le sumas la pesca ilegal, y ni siquiera sabemos cuán extensivo es el daño que produce en otras especies… La situación no es positiva», concluyó.
Fuente, Sputnik