Los arroyos que nacen de los glaciares sufren una transformación, así lo advierte un nuevo estudio publicado por la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL), Suiza, en el marco del proyecto Vanishing Glaciers.
Los glaciares, a pesar de presentarse como una gran masa de hielo quieta, son el origen de una enorme red de agua en movimiento. Este proceso es crucial para distintas comunidades ya que reciben agua y sostienen su economía local; un ejemplo de ello pueden ser los ríos Ródano, el Inn y el Adigio.
El cambio en el ecosistema
Este nuevo estudio advierte que no sólo el deshielo implica perder agua, sino que además se ve afectado el tipo de vida que hay en esos arroyos.
Hannes Peter, del Laboratorio de Ecosistemas Fluviales de la EPFL, indicó que “son las fuentes de algunos de los sistemas fluviales más grandes del mundo y suministran agua vital a miles de millones de personas”.
Este trabajo analizó más de 2.300 tipos de bacterias con el objetivo de saber cómo reacciona esta comunidad microbiana cuando el entorno se modifica, para así descubrir qué especies desaparecen, cuáles se fortalecen y cómo se reorganiza el ecosistema.
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Por su parte, el líder de equipo de investigación, Massimo Bourquin, quien fue doctorando en la EPFL y ahora es experto técnico en microbiomas, indicó que “Se reconstruyó y analizó los datos genéticos y después los cruzamos con variables del clima, del entorno y de los propios glaciares para armar modelos predictivos”.
Los análisis revelaron que los microbiomas sobrevivientes eran muy parecidos, ya que si bien se tomaron muestras de distintos lugares, las condiciones extremas propias de los glaciares hacen que sólo modelos muy específicos puedan sobrevivir.
Los ríos se vuelven verdes
Otro de los hallazgos es que estas aguas se podrían volver verdes, ya que con el aumento de la temperatura se vuelve más clara y más rica en nutrientes, contexto que favorece a la proliferación de algas.
Si bien el haber una mayor población de este organismo parecería ser positivo, el cambio constante del ecosistema provoca que algunas especies no puedan adaptarse a las nuevas condiciones, y que otras logren superponerse en el nuevo entorno, produciendo un desequilibrio.