La colaboración entre el Conicet y el Schmidt Ocean Institute para explorar el Talud Continental IV en Mar del Plata finalizó la semana pasada tras una serie de transmisiones en vivo que permitieron que tanto expertos como aficionados pudieran conocer mucho más de nuestras aguas. En este contexto, este lunes los científicos detrás del proyecto aportaron nuevos datos en una charla virtual.
El éxito de la expedición n del Conicet
Lo que más destacaron los protagonistas del estudio es la interacción que lograron con la comunidad a través de YouTube, donde se sumaron miles de espectadores para presenciar la toma de muestras en las profundidades; también hicieron mención a los desafíos que presentó la investigación que contó con el apoyo de un vehículo submarino operado a distancia.
Sobre el dispositivo, detallaron que está diseñado especialmente para trabajar con corales y otros animales pequeños, por lo que sus “dedos” flexibles -producidos con impresión 3D– son sumamente delicados. Asimismo, se encuentra equipado con cámara y luces de alta resolución, ya que a tanta profundidad no llega ningún tipo de luz natural. Para ello usaron un sonar que permite ver a más de 100 metros y lásers para medir el tamaño de los organismos.
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Sobre el barco desde donde se recibían las recolecciones, contaron que posee varios laboratorios en los que almacenaban las muestras vivas en distintas jarras. Además, el establecimiento tiene una cámara frigorífica ideal para trabajar con los animales que requieren temperaturas más bajas para sobrevivir.
Por otra parte, revelaron cómo fueron las dinámicas de trabajo, en un espacio donde coexistieron al menos 6 investigadores que debían alternarse para realizar sus estudios. En ese sentido, tenían una rutina de desayuno, almuerzo y cena establecida y turnos de 12 horas cada uno.

Los resultados del proyecto
Sobre el balance final, el equipo fue optimista y sostuvo que los resultados superaron sus expectativas, por lo que se encuentran a la espera de nuevas expediciones, sobre todo, teniendo en cuenta la cantidad de cañones que hay en la región. Sin embargo, aseguraron que hubo muchas muestras que no se pudieron recolectar por la dificultad que revisten ciertas especies; aunque sí resultó útil al menos observarlas.
Por último, explicaron que la preparación para la exploración demoró cerca de un año. Al respecto, sostuvieron que lo que más demoró fueron los procesos burocráticos y la firma de convenios. En cuanto al material que aún queda analizar, adelantaron que también llevará tiempo y que el resto de los resultados serán publicados en un plazo de hasta tres años. Creen que más adelante podrían llegar a formar parte de una exhibición.