Esta semana salieron a la luz los primeros informes sobre el fallecimiento del animal, que vivió durante décadas en el zoológico de Mendoza y que recientemente había sido trasladado a un santuario en Brasil. Cabe destacar que, previo a su muerte, sus cuidadores habían denunciado alteraciones en su respiración, lo que los llevó a aumentar los seguimientos debido a su edad.
La salud de Kanya
Según la necropsia, Kanya padecía una osteomielitis severa, una infección grave y dolorosa en los huesos que había consumido parte de sus dedos y que le causaba molestias. También se evidenció una degradación articular crónica con líquido sinovial anormal, que aún queda analizar.
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Por otra parte, encontraron nódulos, úlceras, quistes y otros problemas que involucraban distintos órganos en su abdomen. Sin embargo, destacan que el problema más significativo se hallaba en los pulmones, dado que -presumiblemente- estaba atravesando una tuberculosis. Este diagnóstico fue respaldado por varios veterinarios.

Los resultados del análisis
Concluyen que la enfermedad estaba muy avanzada, generando un colapso alveolar. Asimismo, afirman que sus problemas eran crónicos, lo que significa que vivía con ellos desde antes de su llegada a Brasil. Si bien antes de su traslado se le realizaron diversos estudios, estos mostraban una mejoría de su estado y no reflejaron la gravedad del daño interno.
Por otra parte, la elefante había mostrado mejorías en su estado anímico, lo que fue interpretado como un resultado favorable a los tratamientos. Consideran que su cuadro fue consecuencia del cautiverio que sufrió durante 44 años.