El terrorismo y el cambio climático son ampliamente considerados como las dos amenazas más importantes de nuestro tiempo, pero pocos se dan cuenta  hasta qué punto los dos están relacionados.

Aunque el terrorismo ha desarrollado su crueldad a lo largo del tiempo, la amenaza que representa actualmente ha proyectado una sombra muy larga y sombría sobre el mundo. El llamado Estado Islámico y el grupo terrorista nigeriano Boko Haram ha contribuido a la creación de divisiones sociales más allá de los países donde surgieron sus ideologías. Y lo han hecho, en parte, con la ayuda de ese otro tema profundamente inquietante de nuestros tiempos: el cambio climático.

Lukas Rüttinger, un experto en paz y seguridad y recursos del grupo de expertos «adelphi», con sede en Berlín, explicó que “como el clima está cambiando, también lo están haciendo las condiciones en las que operan grupos armados no estatales como Boko Haram y el Estado Islámico».

Aunque subraya que el cambio climático «no crea terroristas, rebeldes o criminales», dice que contribuye a crear el tipo de entornos frágiles en los que tales grupos pueden prosperar, al conducir la inseguridad alimentaria y forzar a las poblaciones locales a competir por recursos naturales menguantes como tierra y agua.

El Estado Islámico, dice Rüttinger, ha utilizado la escasez de este último en particular, como arma de guerra y como palanca para nuevos reclutas entre las comunidades rurales donde la pérdida de cosechas y la muerte del ganado es muy frecuente.

Según el experto. «estos grupos pueden ofrecer medios de vida alternativos, incentivos económicos y, en algunos casos, pueden responder – así sea temporalmente – a problemas  sociales, políticos y económicos reales».

Yahaya Ahmed, fundador de la Asociación de Desarrollo de Energías Renovables de Nigeria (DARE), cita una correlación entre la reducción del Lago de Chad y el surgimiento de Boko Haram como un ejemplo.

Alrededor del ochenta por ciento de los que viven en la cuenca del Chad, que incluye Chad, Camerún, Níger y el noreste de Nigeria, dependen del lago para la agricultura y la pesca que forman la base de su existencia. Pero al avanzar su sequía, cada vez más tierra en la región se ha convertido en desierto.

Fuente: hemisferios.info/ DW