Cada vez que encendés el televisor, te conectás a internet o hablás por teléfono, las ondas eléctricas de esos aparatos generan una niebla electromagnética (en inglés, electrosmog) que no se ve ni se huele, pero que está.

En 2014, la Organización Mundial de la Salud publicó un informe sobre las ondas electromagnéticas de los celulares, que fueron clasificadas por el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer como “posiblemente carcinógenas”.

La institución aseguraba que los síntomas de la hipersensibilidad electromagnética (EHS) no son específicos, pero suelen traducirse en problemas dermatológicos, como rojeces o sensación de ardor, y en síntomas vegetativos, como fatiga, cansancio, náuseas o problemas de concentración.

A medida que aumentan los dispositivos electrónicos, aumenta el electrosmog. Por eso la OMS aconseja tomar ciertas medidas con respecto al uso de los celulares para reducir cualquier riesgo:

  • colocar el aparato a una distancia de 30 o 40 centímetros del cuerpo al escribir mensajes de texto o navegar por internet.
  • Evitar acercar el aparato a la cabeza, es mejor usar auriculares.
  • Reducir la cantidad de llamadas y su duración.
  • Usar el celular en zonas con buena recepción.
  • No dormir con el celular en la habitación.

Para la OMS, la principal consecuencia de la interacción entre la energía radioeléctrica y el cuerpo humano son el calentamiento de los tejidos y las  alteraciones en el ritmo cardíaco, en el sueño y en la función cognitiva.

Fuente BBC.