Este jueves se concretó el traslado de los dos pumas que se encontraban enjaulados en Colón, provincia de Buenos Aires. Los ejemplares pertenecían al zoológico homónimo que cerró hace más de 10 años por denuncias de maltrato.

En ese entonces eran 250 los animales que debían encontrar un nuevo hogar. Sin embargo, por cuestiones burocráticas y financieras estos dos últimos no habían sido reubicados. Es por ese motivo que vivían junto a tortugas, en un predio pequeño, y rodeados por los ruidos de la ciudad. 

Al principio eran 3, pero Munay, de 15 años, falleció el 13 de abril apenas unas horas después de que se aprobara su traslado. Por suerte sus hermanos sí lograron conocer la libertad.

Un lugar delictivo

Desde la organización activista “Cerramos el zoo”, sostienen que con la partida de estos últimos felinos se puede dar por cerrado definitivamente este espacio que funcionó como celda durante años. 

Uno de los motivos que retrasó esta decisión fue la prohibición, por ley, de sacar animales autóctonos del país. Explican que en Argentina no había un entorno propicio para liberarlos y que siendo así sería requerido un desplazamiento mayor. Varias veces se prometió hacer una excepción a la normativa, que está destinada a prevenir el tráfico de fauna, pero por cambios en las autoridades pasó una década hasta concretarse. 

El traslado de los pumas del ex zoológico de Colón a Entre Ríos
El traslado de los pumas del ex zoológico de Colón a Entre Ríos

El destino de los individuos

Sin embargo, los ejemplares no debieron ser mudados a Estados Unidos como se especulaba. Entre Ríos salió a responder y con el apoyo del santuario Tekove Mymba les abrieron las puertas. Para lograr el traslado la Fundación Planeta Vivo puso los fondos necesarios de la logística.

En tiempo récord se acondicionó un predio enorme que, en las últimas horas recibió a los pumas Huayra y Yachay.  Respecto al ex zoológico, oficialmente se convertirá en un parque ambiental para que disfruten los vecinos sin el padecimiento de los animales.