Según una reciente advertencia, emitida por expertos de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul, la capital del estado homónimo, Porto Alegre, podría enfrentar nuevos anegamientos en las próximas semanas. De ser así, medio millón de personas, que ya se han visto afectadas por las últimas inundaciones, verán agravados sus problemas. 

Cabe destacar que en los últimos días la crecida del agua se vio exacerbada por el desborde del lago Guaiba, que aumentó sus niveles a 5,22 metros, unos 11 centímetros por debajo del récord histórico que fue alcanzado hace poco tiempo. 

Una respuesta poco alentadora

Ante este inquietante panorama, el Instituto Nacional de Meteorología de Brasil alertó a la población que se necesitará al menos un mes para que el agua retroceda. Este anuncio generó pánico entre los ciudadanos que ya han visto cómo la catástrofe cobró 150 vidas y provocó la desaparición de casi 200 personas.   

Las previsiones tampoco permiten vaticinar cuándo se restituirá la electricidad en la zona -donde hay unas 250 mil viviendas sin acceso a ella- y si volverá el suministro de agua potable.

Inundaciones que no dan tregua

Las nuevas advertencias ponen en jaque a la administración local y a los equipos de emergencia que ahora deben trabajar a contrarreloj para terminar de socorrer a los afectados, gestionar las próximas evacuaciones, minimizar el impacto de los desplazamientos y proveer servicios básicos. En ese sentido, y ante la posibilidad de nuevas lluvias, las autoridades instan a la población civil a estar preparada y a respetar las indicaciones de seguridad. 

Por su parte, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva anunció un programa de ayuda financiera que otorgará el equivalente a 992 dólares a aproximadamente 240 mil familias afectadas por las inundaciones.