El representante de la FAO en Siria en 2008, Abdullah bin Yehia, se hacía eco de unas palabras del ministro sirio de Agricultura en ese momento, Adel Safar, donde el gobernante declaraba que las consecuencias económicas y sociales de la sequía estaban más allá de la capacidad como país para hacerles frente.

 

La sequía que mencionaba Safar afectó a la República Árabe Siria entre los años 2006 y 2010, considerándose la peor sequía que ha afectado al país en 900 años. Vinculada con el cambio climático de origen antropogénico, su impacto sobre el campo sirio supuso el empobrecimiento y la ruina de decenas de miles de familias rurales.

 

Por otro lado, en España la cuestión del agua es uno de esos posibles conflictos latentes. El aumento de las temperaturas, el descenso de las precipitaciones y el mayor estrés hídrico con el consiguiente riesgo de sequía, que ya experimentan algunas zonas del país, implica la necesidad de proponer respuestas por parte de las administraciones públicas no sólo ante los impactos físicos, sino también ante las diversas dinámicas sociales negativas que pudieran surgir de estas situaciones.

 

Fuente: El País