Una reciente investigación, realizada por la Universidad de Washington en Estados Unidos, sugiere que el hielo marino que rodea el continente blanco viene sufriendo cambios importantes desde hace al menos diez años, presentando en la actualidad una disminución drástica. El documento en cuestión trata de dilucidar las posibles causas. 

Uno de los principales ejes de la investigación sugiere que este fenómeno podría estar relacionado a las temperaturas cada vez más cálidas y a la alteración de los patrones de viento en la zona. Explican que tener noción de estas condiciones es clave para generar pronósticos sobre la cobertura gélida en plazos de entre seis y nueve meses. 

Un problema complejo

Para llegar a estas conclusiones los expertos utilizaron modelos climáticos globales con los que pudieron simular los efectos de ambos eventos junto con otros fenómenos climáticos de largo plazo, como El Niño y La Niña

Cabe destacar que, desde que se tienen registros (1978), los tres veranos con menos cantidad de nieve se dieron en los últimos 7 años, siendo el 2023 el que marcó un récord histórico. La temporada pasada estuvo especialmente influenciada por los vientos regionales, lo que justifica al menos el 70 % de la reducción. 

La situación del hielo marino

Explican que estas corrientes elevan las aguas cálidas profundas hacia la superficie, lo que impide el crecimiento de las plataformas congeladas y su desplazamiento hacia el polo sur, lo que limita su expansión hacia el norte. Por otro lado, crean olas que fracturan el permafrost. Tomando en cuenta esta información clave, los meteorólogos pudieron prever cuál sería la situación este año. 

El documento resalta la importancia del hielo marino para el control del calentamiento global. En ese sentido, advierte que algunos análisis proyectan que para el año 2030 la Antártida podría sufrir su primer día sin hielo en la historia; lo que aún desconocen es cómo impactará este hecho en los ecosistemas.