El tilacino o tigre de Tasmania (Thylacinus cynocephalus), era el  único marsupial depredador de Australia y fue declarado oficialmente extinto en la década del ‘80. Poseía franjas que cruzaban su lomo que recordaban a las de un tigre. A raíz de la llegada de los europeos a Oceanía en el siglo XVIII, la población -que ya era poca- fue víctima de una campaña de caza.

Ahora, a partir del descubrimiento de un balde con material genético guardado en un armario de un Museo de Melbourne, las posibilidades de crear un nuevo ejemplar del animal aumentaron.

Lo que contenía el balde

Resulta que contenía en su interior una cabeza de un tilacino. Si bien el espécimen llevaba más de un siglo sumergido en etanol, aún conservaba largas secuencias de ADN y extensas moléculas de ARN.

La idea de resucitar a un ejemplar de esta especie no es nueva, ya estaba presente desde el 2023, cuando investigadores suecos habían logrado secuenciar moléculas de ARN de un ejemplar.

A través de él, los investigadores no solo pueden acceder al ADN del animal, sino también a información sobre el funcionamiento de sus células, sus órganos y el comportamiento de tejidos específicos.

Restos del tigre de Tasmania hallados en un armario.
Restos del tigre de Tasmania hallados en un armario.

La historia de la especia extinta

Según los informes, el equipo logró identificar a un pariente cercano vivo: el dunnart de cola gorda, un pequeño marsupial. Mediante técnicas de manipulación genética, están transformando sus células. Sin embargo, aclaran que el primer animal no será un tilacino auténtico, sino una versión aproximada que podría asemejarse.

Aunque estos avances generan un gran entusiasmo en el mundo científico, muchos expertos muestran preocupación debido a que su papel en el ecosistema podría haberse perdido para siempre. Sostienen que la reintroducción de especies extintas podría desestabilizar el equilibrio actual de la naturaleza, causando consecuencias imprevisibles.