Organizaciones internacionales reclamaron la suspensión definitiva de los permisos de siembra y comercialización del trigo HB4 en Argentina, Paraguay y Brasil. Según afirman, este pedido se produce tras comprobar que rinde menos que el convencional, y en el marco de la caída de la empresa desarrolladora Bioceres en el mercado.
La polémica
De este modo, Bases-IS, el Instituto de Salud Socioambiental, Grain, Grupo ETC y Acción Ecológica, entre otras, afirman que se trata de una mentira productiva ya que la compañía la había presentado como una “tecnología resistente a las sequías y como una solución al cambio climático”, además de haberla promocionado como resistente al glufosinato de amonio, un químico calificado como “más peligroso que el glifosato”.
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Sin embargo, Pablo Galeano, investigador e integrante de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad y la Naturaleza de América Latina, explica que los estudios presentados por Bioceres contradicen sus propias conclusiones: “el trigo transgénico HB4, en condiciones de sequía, rinde menos que los cultivares no transgénicos”, tal como difunde la Agencia Tierra Viva.
Problemas asociados
Según afirman, los datos oficiales muestran que el trigo HB4 rindió un 17 % menos que el tradicional y que sólo en dos provincias el rendimiento del transgénico superó el promedio.
Tierra Viva también hace hincapié en que “pese a tratarse de alimentos básicos de la dieta, no existe un método público validado para la detección, identificación y cuantificación de la presencia de trigo transgénico en harinas y otros derivados”. Si bien en nuestro país grandes empresas alimentarias informaron que no lo utilizan, lo cierto es que llega a “panaderías, fábricas de pastas y pizzerías sin un etiquetado que lo identifique”.