Recientemente la Organización Marítima Internacional (OMI) entró en negociaciones para definir el tipo de combustible y tecnologías que se aplicarán en su rubro con el objetivo de limitar su impacto ambiental. En relación a ello, un grupo de 69 organizaciones de todo el mundo envió una carta para pedirle a la entidad que no permita el uso de biocombustibles como alternativa para descarbonizar el sector.

Algunas de las firmas provienen de asociaciones de derechos humanos de países como Argentina, Chile, Bolivia y Paraguay. El llamamiento es para que los 176 Estados miembro se opongan a esta opción y establezcan planes más ambiciosos propulsados 100 % por energías limpias.

Contradicciones

El escrito hizo especial énfasis en Brasil, que en noviembre será anfitrión de la próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Clima (COP30). Explican que la nación estaría presionando en favor de la industria del biodiesel, donde tendría una gran posibilidad de insertarse.

Los expertos explican que estas alternativas podrían resultar en mayores consecuencias para el ambiente, provocando la destrucción de la selva tropical y la aceleración del cambio climático. Una advertencia similar se hizo en torno al mundo de la aviación, donde tampoco se están tomando en cuenta los potenciales peligros de esta propuesta.

La negativa a los biocombustibles

Detallan que la ciencia ha demostrado que este tipo de combustibles tienen efectos negativos sobre la deforestación y la tierra, dado que se requiere de un gran consumo de agua y fertilizantes para su creación. Por otro lado, aumentaría las plantaciones de monocultivos para obtener más materia prima; lo que se traduce en una mayor inseguridad alimentaria.

Si bien los activistas coinciden en la necesidad de abandonar las opciones de origen fósil, como propone la normativa de la OMI, no están de acuerdo con la transición hacia los biocombustibles, los cuales -según está proyectado- podrían representar el 44 % de la demanda mundial para el transporte marítimo en 2035. Sobre esta cifra, sospechan que la mayor parte de los mismos procederá de los cultivos de soja y aceite de palma, mayoritariamente procedentes de Sudamérica.