La agencia espacial estadounidense confirmó que en 2030 la Estación Espacial Internacional (EEI) no estará más en órbita. La NASA, junto con sus asociados internacionales, realizará una destrucción controlada de la estructura, que será dirigida al Punto Nemo, ubicado en el Pacífico Sur, a unos 2.722 kilómetros de la Antártida, un sitio conocido como el “cementerio de naves espaciales”.
El final de la Estación Espacial Internacional
Este proceso se llevará a cabo con la ayuda de una nave soporte, que guiará a la Estación en su descenso a partir de maniobras denominadas “quemaduras de frenado”, donde el vehículo reducirá gradualmente la velocidad y la altitud hasta su llegada a su punto de impacto.
Según el exastronauta y actual administrador asociado de la Dirección de Misiones de Operaciones Espaciales de la NASA, Ken Bowersox, la utilización de un vehículo de desorbitación “permitirá garantizar una transición segura y responsable en la órbita terrestre”.
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La elección de Punto Nemo no es casual, ya que es el área más alejada de cualquier otra tierra firme del planeta, lo que reduce casi a cero el riesgo de daños a personas o propiedades. Este área, se ha convertido desde 1971 en el destino final para cientos de satélites y restos de estaciones espaciales.

La importancia de esta misión
Esta operación se debe ejecutar con extrema precisión, ya que cualquier desviación podría alterar la trayectoria de los fragmentos. Desde la NASA, califican al operativo como un “momento histórico”, no solo por la magnitud técnica del proceso, sino además por lo que representa simbólicamente.
La Estación Espacial Internacional se ha convertido desde el inicio de su funcionamiento, en 1998, en el mayor laboratorio científico fuera de la Tierra. Además, es considerada un emblema de la cooperación global en materia espacial.