¿Alguna vez escuchaste hablar del Gran Ducado de Flandrensis? Fue fundado en 2008 por Niels Vermeersch, quien hoy es su máxima autoridad. Su gobierno reclama un territorio conformado por cinco islas ubicadas frente a la Antártida Occidental. Éstas son: Isla Simple, Isla Cherry, Isla Carney, Isla Panke y la Isla Maher. 

Hablamos de una nación única, sin habitantes y cuya misión de vida se basa en el cuidado del planeta. Demasiado bueno para ser real, ¿no?

¡Así es! Este país no existe en verdad. Es un ducado simbólico que no aspira a la gobernanza o al asentamiento, sino a promover la conciencia ambiental y a defender la acción climática.

Por qué la Antártida

En ese sentido, Flandrensis es considerada como una micronación no reconocida internacionalmente que reclama tierras no habitadas como una declaración metafórica de la importancia de estos ecosistemas prístinos. 

Sin embargo, es tomada con bastante seriedad por sus funcionarios, quienes aseguran seguir una misma visión y misión. Tanto así que poseen un gabinete completo que incluye los ministerios de Asuntos Antárticos y de Ambiente. Asimismo, posee un Consejo Privado compuesto por voluntarios de todas partes del mundo que operan principalmente en línea. 

Este equipo se encarga de implementar y supervisar las políticas e intereses de la Nación. Para ello se reúnen regularmente a fin de discutir y definir los “asuntos de Estado”. 

Estructura e identidad

A modo de recompensa por estos servicios, que no pueden ser remunerados dada la falta de recursos económicos, se otorgan títulos honorarios a quienes participan activamente de la comunidad. 

El fundador y gran duque de Flandrensis, Niels Vermeersch, junto a la bandera de la micronación ubicada en la Antártida.
El fundador y gran duque de Flandrensis, Niels Vermeersch, junto a la bandera de la micronación ubicada en la Antártida.

Por otro lado, Flandrensis tiene su propia bandera, himno y hasta días festivos. Incluso posee su propio equipo de fútbol con el que participa en torneos con otros países no reconocidos. 

Para quienes están detrás, éste no es más que un proyecto ambiental y cultural. Aseguran que no tienen conflictos o problemas internacionales y que tampoco buscan la disolución de ningún gobierno. Al respecto, sostienen que sus reivindicaciones sobre la Antártida son puramente ceremoniales y que no intentan reclamarlas legalmente.