Un estudio realizado por el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) y la Universidad de Barcelona (UB), y publicado en la revista Wetlands, indica que los humedales además de actuar como filtros «verdes» también contribuyen a la captación de dióxido de carbono y a la formación de suelo.
Según indicó la investigadora Margarita Menéndez, en la actualidad, los cambios del uso del suelo, unidos a prácticas como la fertilización, están provocando alteraciones en su hidrología, lo que incrementa las inundaciones fluviales y costeras, junto con un aumento de la salinidad y una eutrofización cada vez más frecuente.
El efecto de los humedales
Este trabajo se llevó a cabo en el parque natural Delta del Ebro, en la provincia de Tarragona, España. La investigación se centró en evaluar el efecto de los humedales, tanto naturales como construidos, en la descomposición de la materia orgánica de la vegetación dominante en esa zona: carrizo y espadaña.
Los humedales se caracterizan por estar distribuidos en áreas costeras, como estuarios y deltas, y son de vital importancia para el bienestar humano y para el mantenimiento de la biodiversidad.
Un efectivo filtro verde
Este estudio confirma por qué los humedales son considerados filtros verdes, ya que limpian el agua que retorna de los arrozales cargada de contaminantes, antes de que se vierta en las lagunas naturales o en las bahías. Dicho proceso provoca que se reduzcan con éxito las concentraciones promedio de amonio, nitrito, nitrato y fosfato, mejorando la calidad del agua.
Los resultados obtenidos respaldan el proyecto cofinanciado con fondos europeos LifeRenaturwat, que se encarga de comprobar que la aplicación de lodos procedentes de potabilizadoras mejora la capacidad de captar contaminantes de los sistemas de depuración de aguas residuales urbanas basados en humedales artificiales.