Estudios indican que el volumen de estos residuos tendrá un aumento del 3100 % en los próximos 25 años en la Ciudad de Buenos Aires y sus alrededores.

Frente a este panorama, un reciente estudio realizado por “Sobre la Tierra”, el Área de Divulgación Científica y Tecnológica de la Facultad de Agronomía de la UBA,  indica que estos desechos podrían ser útiles como fertilizantes agrícolas, ya que emiten menos gases de efecto invernadero que los insumos químicos sintéticos.

De todas formas, Hernán Kucher, docente de la cátedra de Química Inorgánica y Analítica de la Facultad, señaló que es crucial considerar que se trata de biosólidos que contienen contaminantes; por este motivo, liberarlos sin un control al ambiente podría acarrear consecuencias negativas.

Un nuevo uso

Para evitar esta problemática, el especialista busca procesarlos para convertirlos en enmiendas para el suelo. Su objetivo es evaluar su eficacia como fertilizantes y su impacto ambiental en plantaciones de sauces, especialmente en términos de emisiones de gases de efecto invernadero en comparación con otros productos.

Kucher indicó que en otros países ya se emplean las producciones agrícolas destinadas a la alimentación humana. Sin embargo, en Argentina aún sigue pendiente la aprobación oficial para su uso en la agricultura.