Un equipo internacional de científicos detectó cómo la turbulencia de las aguas afecta su capacidad de absorción de gases de efecto invernadero. Esto se debe a que el movimiento de la masa de agua empuja hacia las profundidades, pero también hacia la superficie.

En ese sentido, advirtieron que muchas de estas olas no han sido vistas con precisión en los modelos climáticos y, por lo tanto, no fueron tomadas en cuenta para evaluar posibles cambios en su rol de almacenaje.

Para los especialistas, que fueron dirigidos por las universidades de Cambridge, de Oxford y de California, la altura de las olas submarinas también juega un papel importante en la forma en la que se conserva el calor y el carbono, ya que algunas de ellas pueden llegar a los 500 metros de altura.

Esto significa que el calor y el carbono transportados por estas masas de agua tienen una alta probabilidad de moverse a través de diferentes niveles de densidad.

La investigación sugiere la necesidad urgente de instalar sensores en matrices de observación globales y una representación más precisa de la turbulencia a pequeña escala en modelos climáticos, para permitir a los científicos hacer proyecciones más precisas de los efectos futuros del cambio climático.