Los investigadores señalan que 14.800 lagunas del hemisferio norte presentan ya este problema y advierten que en las próximas décadas la cifra oscilará entre 35 mil y 230 mil a final de siglo.

El estudio se basó en la información recopilada desde 1970 en 514 lagos del hemisferio norte. Para eso, tomaron en cuenta factores como la altitud, la profundidad, la forma de las costas, el viento y las precipitaciones.

En el artículo que presenta el estudio, los autores subrayan el impacto negativo de este fenómeno en dos aspectos. El hielo sobre la superficie permite que el agua de los lagos se mantenga fría y tranquila. De no ser así, se pone en riesgo la alimentación y el desove de distintas especies acuáticas. A su vez, los lagos que no se congelan cortan el acceso a un número importante de grupos humanos, ya que son utilizados como vía de transporte. Asimismo, las fuentes de proteínas de estas comunidades se reducen por los problemas de reproducción de los peces. Incluso los expertos subrayan la dificultad de realizar actividades deportivas al aire libre en los meses invernales, un asunto que no es menor en varias zonas del mundo.

 

Fuente: El País