Las autoridades de Moscú planean “renovar” esta ciudad de 12 millones de habitantes y darle un aspecto más “europeo”, pero los biólogos advierten que los espacios naturales están desapareciendo a una velocidad alarmante.
Un bloque monótono de apartamentos en apariencia interminable, fábricas con chimeneas humeantes, arterias de tráfico congestionadas con el estruendo de los coches, y una población de 12 millones de habitantes. Precisamente no es la imagen de una ciudad de gran riqueza natural. Sin embargo, Moscú ofrece una singular e inesperada diversidad biológica.
Vista desde el cielo, la capital rusa revela grandes espacios verdes entre los edificios, así como un puñado de grandes y pequeños parques – a menudo restos de bosques devorados por la expansión del siglo XX – que albergan especies raras de animales y plantas.
Pero esta diversidad se encuentra ahora amenazada. Está en marcha una reestructuración de los espacios verdes de Moscú. El objetivo es darles un aspecto más «civilizado” y hacerlos más atractivos para la recreación. Los moscovitas aman sus parques, ya que ofrecen un escape del ruido y de los gases de la ciudad, por lo que muchos de ellos apoyan el plan de renovación.
Sin embargo, algunos biólogos se preguntan por qué es necesario «devolver” estos parques. Temen que las medidas urbanas, como ocurre a menudo, tengan consecuencias desastrosas para la biodiversidad de la ciudad. La vegetación de prados coloridos, sobre los que a veces crecen especies de plantas raras, a menudo se reemplaza por césped estéril, donde los insectos apenas pueden sobrevivir.
Uno de los mejores ejemplos de esto es el Parque Tsaritsyno, al sur de Moscú, que ha sido rigurosamente «renovado”. Esto tuvo un efecto directo sobre los abejorros, las mariposas, los insectos, que son especies importantes para la polinización. En algunos lugares, han desaparecido en el transcurso de una temporada.
Los biólogos advierten que la eliminación de cualquiera de los hábitats naturales que quedan en Moscú afectará seriamente al microclima de la ciudad y acarreará graves consecuencias para la salud de millones de moscovitas.
Las autoridades de la ciudad no comparten esta opinión. Afirman que las superficies netas de áreas «verdes” en Moscú están aumentando, y ven el número de árboles recién plantados como un indicador clave de que las cosas solo están mejorando.
La forma en que la ciudad de Moscú se ocupa de sus hábitats naturales va en contra de la tendencia actual en varias ciudades europeas donde, si es posible, se intenta expandir las áreas naturales en lugar de reducirlas.
Fuente: DW