Múltiples estudios epidemiológicos estarían vinculando esta enfermedad en los huesos con el hollín y otras emisiones contaminantes. Explican que si bien la osteoporosis aparece debido a varios factores, como los cambios hormonales y el consumo de alcohol y tabaco, hay que empezar a considerar a la polución como un desencadenante.

Tratándose de un padecimiento que afecta a un tercio de las mujeres y a un quinto de los hombres mayores de 50 años, los investigadores ahora intentan comprender cómo es que el smog influye en la fragilidad y la salud ósea, y si acaso se puede prevenir.

Antecedentes de la investigación

Ya pasaron casi 20 años desde que se comenzó a entablar esta conexión y hoy creen estar más cerca que nunca de dar con una respuesta. En 2017 un estudio publicado en The Lancet, y basado en 9,32 millones de personas, logró asociar por primera vez al carbono negro como un potenciador de las fracturas y otros problemas relacionados. 

Descubrimiento sobre la osteoporosis

Las más recientes investigaciones elaboradas en China y Reino Unido pudieron sumar a este último dato que: quienes viven en áreas contaminadas tienen un 15 % más de riesgo de presentar lesiones en los huesos; y que la exposición a los óxidos de nitrógeno y el aire expulsado del tránsito, así sea a corto plazo, parecería aumentar la probabilidad de daños. 

En ese sentido, los científicos están comenzando a identificar y relacionar los contaminantes con los problemas óseos; sin embargo, advierten que la parte más compleja es demostrar que no se trata de una mera casualidad y poder documentar cómo la respiración de smog propicia la osteoporosis. Hasta ahora el análisis más lógico sugiere que los contaminantes bloquean la luz solar lo que hace que el cuerpo merme su producción de vitamina D, la cual juega un rol elemental en la absorción del calcio.