La sequía está afectando a la calidad del agua, sobre todo, en el caso de las viviendas que se abastecen a través de comunidades de traídas y de pozos particulares.

En la mayoría de los casos, se trata de un efecto relacionado con la sequía. Al haber menos agua, hay menos capacidad de que los contaminantes puedan diluirse y produce ese efecto. Pero son los ayuntamientos o la Consellería de Sanidade los que detectan, tras el resultado de las analíticas, si el agua suministrada es apta o no para el consumo.

¿Cómo se deteriora la calidad del agua? Generalmente por la contaminación, que puede producir cambios en la composición física, química o biológica del agua al aparecer sustancias o microorganismos que pueden provocar un riesgo para la salud a corto o largo plazo.

¿Cuáles son los riesgos más frecuentes? En países subdesarrollados van asociados a enfermedades infecciosas que se transmiten por el agua, como el cólera, el tifus o la disentería. Pero en países industrializados como España, y tal y como informa el Ministerio de Sanidad, los riesgos sanitarios se asocian cada vez más con la exposición de contaminantes de origen químico.

Sanidad establece hasta cuatro tipos de problemas: Los que se generan en el tratamiento de potabilización del agua por una «inadecuada aplicación o dosificación de aditivos y sustancias utilizadas en esos procesos».

También pueden surgir problemas en las instalaciones interiores del inmueble y en los depósitos privados y aparatos de potabilización doméstica.

¿Qué sustancias se controlan? Sanidad establece cuatro grupos de parámetros para el control del agua. Unos son microbiológicos, que son indicadores de contaminación biológica de las aguas.

También hay parámetros químicos, que llegan por las actividades industriales, agrarias, las tormentas y vertidos. Un tercer grupo estárelacionada con la eficacia en el tratamiento del agua y su control y con la percepción del olor, color, sabor o el gusto del agua.

Fuente: La Voz de Galicia