China ha reducido drásticamente la importación de mariscos del país vecino como respuesta a los desechos residuales que la central nuclear está liberando al océano.

Según estimaciones, estamos hablando de una caída del 67 % en las compras de agosto respecto al mismo mes del año anterior. Este número representa cerca de 20,2 millones de dólares.

En simultáneo, las plantas de procesamiento de mariscos están acumulando sus productos.

El pasado 24 de agosto, el operador de la central de Fukushima, Tokyo Electric Power (TEPCO), comenzó a bombear más de un millón de toneladas de agua al mar, suscitando fuertes críticas por parte de Pekín que calificó la medida como «extremadamente egoísta e irresponsable». 

La decisión de China de suspender todas las importaciones de productos marinos japoneses, argumentando que el vertido supone un riesgo de contaminación radiactiva, ha desatado una disputa diplomática y un aumento de las tensiones entre ambos países.

TEPCO y funcionarios japoneses aseguran que el vertido —un proceso que durará al menos 30 años— no afectará el medio marino ni la salud humana, ya que el agua es tratada para eliminar la mayoría de las sustancias radiactivas, excepto la totalidad del tritio. Sin embargo, el organismo de control nuclear de la ONU, Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), afirma que el tritio se encuentra muy diluido y sus niveles están dentro de los límites de seguridad.