Cada 24 de octubre se conmemora el Día Internacional contra el Cambio Climático, una fecha establecida por la ONU para traer conciencia sobre los efectos de este fenómeno principalmente vinculado a la actividad humana.

Las consecuencias del cambio climático

  • Temperaturas más elevadas. Desde 1980, cada década fue más cálida que la anterior. Esto se condice con un aumento de los gases de efecto invernadero en nuestra atmósfera. Por ende, las olas de calor son más frecuentes, lo que deriva en un incremento de ciertas enfermedades, de los incendios  y de las temperaturas de los océanos.
  • Tormentas más potentes. Un artículo de National Geographic US afirma que “por cada grado que sube el termómetro, el aire retiene un 7 % más de humedad”, y explica que “Este aumento de la humedad en la atmósfera puede producir inundaciones repentinas, huracanes más intensos y destructivos e incluso, paradójicamente, tormentas de nieve más fuertes”. Por su parte, el calentamiento de los océanos afecta la  frecuencia y magnitud de las tormentas tropicales.
  • La ONU también advierte que el cambio climático trae aparejada la desaparición de especies, producto de los incendios forestales, el clima extremo y la invasión de plagas. Alerta que actualmente se extinguen especies a un ritmo mil veces mayor que en el pasado.
  • La escasez de alimentos, la pobreza y los desplazamientos forzosos también son parte de los efectos del cambio climático. Así, las sequías y el impacto de lo ya mencionado provocan un aumento en la desnutrición a nivel mundial. Por su parte, la acidificación de los océanos afecta directamente a los animales e indirectamente a la seguridad costera, al dañar a los corales que sirven de protección contra las olas.

¿Qué hacer?

Tal como consignan National Geographic, la ONU y muchos otros organismos, “la inacción climática es mucho más cara”. Las acciones que se deberían seguir de manera inmediata son: la reducción  de emisiones, la adaptación al impacto climático y el financiamiento.

Según explica la ONU, se debe reducir en más de dos tercios la extracción de combustibles fósiles para el año 2050 si queremos evitar las peores consecuencias del cambio climático. Esto lo ejemplifican con la frase: “Podemos pagar la factura ahora, o pagarla muy cara en el futuro”.