El iceberg conocido como A23a sólo puede moverse alrededor de su propio eje por culpa de una de las corrientes oceánicas más poderosas de nuestro planeta. Se trata del fenómeno llamado “Columna Taylor” que muy probablemente mantenga al cuerpo gélido varios años retenido. 

Este bloque de hielo se formó en 1986 al liberarse de la costa antártica y su tamaño abarca un área de 3.600 kilómetros cuadrados, lo que durante años lo convirtió en una amenaza para los buques y navegantes. 

Su historia

En un principio parecía que este gigante se incorporaría a la Corriente Circumpolar Antártica y navegaría a velocidades inusualmente rápidas; sin embargo, terminó siendo cercado por ella. Es decir, en vez de haber sido impulsado en dirección al Atlántico Sur con la fuerza de cien ríos, terminó aislado en un punto junto a las Islas Orcadas del Sur y girando en sentido antihorario unos 15 grados por día. 

El futuro del iceberg

De haberse tratado del primer escenario, la vida del bloque no se hubiese extendido mucho; de hecho, estaba condenado a su desaparición, pero ahora su deterioro se ve retrasado y prevén que exista por mucho más tiempo.

Los expertos explican que normalmente se piensa que los cuerpos de este tipo son transitorios, dado que se suelen fragmentar o derretir con el tiempo; sin embargo, el iceberg A23a es una clara excepción a la regla dado que se niega a morir.