El 3 de marzo fue la fecha proclamada por la Organización de las Naciones Unidas en 2013 para celebrar el Día Mundial de la Vida Silvestre como conmemoración del aniversario de la aprobación en 1973 de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES, en sus siglas en inglés).
El lema de este año es «Alianzas en favor de la conservación de la vida silvestre» para concientizar respecto a la extinción masiva de flora y fauna que estamos viviendo en el mundo.
En este contexto, desde la Fundación Rewilding Argentina mencionaron que «todas las especies animales y plantas tienen un valor intrínseco, es decir, derecho a seguir viviendo como nosotros».
Destacan que los ambientes naturales son nuestros principales aliados para mitigar las crisis ambientales que estamos sufriendo, como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la proliferación de enfermedades.
En simples palabras, explican que «un ecosistema degradado es un ecosistema que no funciona bien».
En Argentina, con respecto a las políticas de conservación, fuentes del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación enumeraron que se está trabajando en la creación de áreas protegidas, como parques nacionales y reservas naturales; en el control de especies exóticas invasoras; la implementación de planes de manejo de fauna silvestre, con el objetivo de protegerlas y gestionar su población de manera sostenible; y en la difusión, educación y sensibilización de la temática.
Cada vez más especies fundamentales corren peligro

Organizaciones dedicadas a la conservación de la naturaleza aseguraron recientemente que una de cada ocho especies animales y vegetales se encuentran en riesgo y que esto «amenaza la propia existencia humana», ya que «son los encargados de mitigar las crisis ambientales».
Explican que «La flora, la fauna y otros elementos de la vida silvestre son centrales para mantener los servicios ecosistémicos que aseguran la vida en la tierra”. Estos servicios tienen que ver con el estado del agua, la fijación del carbono, la regulación del clima y la purificación del aire.
De acuerdo al informe «Planeta Vivo Global 2022», difundido por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por su sigla en inglés), las poblaciones de aves, mamíferos, peces y otras formas de vida que son monitoreadas por diversos proyectos científicos disminuyeron en un 69% entre 1970 y 2018, y se calcula que entre el 1 y el 2,5 % de las especies ya se extinguieron.
Ejemplifican con el caso del yaguareté cuya área de distribución disminuyó un 95%. Detallan que «cuando no están presentes los grandes depredadores hay otras especies que empiezan a proliferar, porque no está su función regulatoria de herbívoros. Estos aumentan en número lo que afecta a la vegetación, que hacen que con la fotosíntesis se capture el carbono de la atmósfera, mitigando el efecto invernadero del cambio climático”.