Para algunos, la solución en la lucha contra el cambio climático es manipular el propio sistema climático. Pero, ¿cuáles serían las consecuencias de esas intervenciones?

La remoción de dióxido de carbono y la gestión de la radiación solar se encuentran todavía en su fase experimental, pero algunos creen que serán necesarios si no conseguimos nuestro objetivo de mantener el calentamiento por debajo del límite de los dos grados centígrados, establecido en el acuerdo climático de París.

La producción de bioenergía con captura y almacenamiento de carbono a menudo es descrita por sus partidarios como una «tecnología de emisión negativa” ya que supuestamente elimina el CO2 de la atmósfera.

El método consiste en plantar árboles y cultivos que eliminan el carbono de la atmósfera a medida que crecen. Luego son utilizados como biomasa. Las emisiones resultantes de la quema de biomasa para obtener energía se capturan inmediatamente y se almacenan bajo tierra.

Necesitaríamos monocultivos a una escala sin precedentes. Algunas simulaciones sugieren la necesidad de una superficie de tierra de 1,5 veces el tamaño de la India. Esto podría tener consecuencias devastadoras para la biodiversidad y la seguridad alimentaria.

Otra opción propuesta es la pulverización de aerosoles de sulfato, u otro tipo de aerosoles, en la estratósfera para reflejar la radiación solar en el espacio. Esto reduciría las temperaturas globales pero algunos modelos muestran que provocaría una disminución de las precipitaciones y la disponibilidad de agua en los trópicos. Otros sugieren una recuperación más lenta del ozono antártico.

Stefan Schäfer, que dirige un proyecto de evaluación de riesgos y oportunidades de la geoingeniería en el Instituto de Estudios Avanzados de Sostenibilidad, dice que las soluciones tecnológicas podrían distraer la atención de la necesidad de una transición a una economía libre de carbono. La geoingeniería es vista como un «mal menor” que no satisface particularmente a nadie.

Fuente: hemisferios.info/ DW