Fiyi, país de Oceanía ubicado en el Pacifico sur, sufrió un cambio radical que redefine su equilibrio natural: la desaparición paulatina de sus hormigas nativas. Este asunto pasó de ser una problemática contenida en islas lejanas a plantearse como un anticipo a una posible crisis en la biodiversidad global.

La crisis de las hormigas en Fiyi

Un reciente estudio que se basa en el análisis genético de ejemplares almacenados en museos advierte que este retroceso no sólo afecta a Fiyi, sino que podría ser el comienzo de un “apocalipsis de insectos” con consecuencias mundiales.

En estos momentos, el 79 % de las especies endémicas de hormigas en la isla está en declive, por lo que la comunidad científica local se encuentra en alerta. La reducción de estas poblaciones tiene un vínculo directo con la llegada de los humanos al archipiélago, que se dio hace unos 3.000 años.

Las estimaciones indican que en los últimos tres siglos, tras la colonización europea, la globalización del comercio y la expansión agrícola, la caída de las hormigas nativas se aceleró drásticamente, por lo que se observó una vulnerabilidad extrema de la especie ante estos cambios.

La debacle poblacional de las hormigas endémicas en Fiyi.
La debacle poblacional de las hormigas endémicas en Fiyi.

El cambio en su población

El estudio publicado en la revista Science y difundido por EFE utilizó técnicas de genómica comunitaria avanzadas, que lograron reconstruir la historia evolutiva y demográfica de más de cien especies para detectar patrones de declive o repunte de la población.

Por su parte, Alexander Mikheyev, coautor del estudio y biólogo evolutivo en la Universidad Nacional de Australia, indicó que “La clave estuvo en estas muestras históricas, imprescindibles en lugares como Fiyi, donde no existen registros de insectos a largo plazo”.

Los resultados de este estudio se encuentran en sintonía con las distintas tendencias planetarias. En Alemania, la población de insectos voladores ha caído un 75 % en tres décadas; en Estados Unidos, los escarabajos han disminuido un 83 % en 45 años; y en Europa, las mariposas de pradera redujeron su población en un 36 % en la última década.