Un nuevo estudio sobre eventos meteorológicos demostró que su impacto en los ecosistemas no sólo se reduce a afectaciones en la biodiversidad, sino también en sus funciones esenciales, como la captura de dióxido de carbono. El análisis se basó principalmente en las olas de calor y en las sequías prolongadas, fenómenos que comenzaron a ser cada vez más frecuentes.
Este descubrimiento trae nuevas dudas respecto a las repercusiones severas que podría tener en el equilibrio climático de todo el globo. Asimismo, proporciona datos clave sobre estos acontecimientos y postula la necesidad de nuevas políticas de mitigación.
La investigación
- Quizás te pueda interesar: “Buscan mejor predicción de fenómenos meteorológicos extremos”.
Para dar con estos resultados se necesitó de modelos climáticos y de datos satelitales con los que pudieron medir la fluorescencia inducida por el Sol; es decir: la señal que emiten las plantas ante la radiación solar. Esta interacción, que se da durante la fotosíntesis, ayuda a medir su eficiencia para absorber dióxido de carbono.

Las consecuencias de los fenómenos
Uno de los indicadores más importantes reveló que un evento extremo ocurrido en 2022 en España fue devastador para las funciones de la vegetación en la zona, reduciéndolas en hasta un 27 %. Al respecto, los expertos insisten que estos problemas se ven agravados por las actividades humanas, como la quema de petróleo y gas natural o la deforestación, que propician cambios cada vez más extremos.
Si bien explican que las temperaturas más altas -impulsadas por estos fenómenos- ayudan al crecimiento de las plantas, eso no significa que sea algo favorecedor. Los nuevos resultados demuestran que su tamaño no necesariamente incide en su capacidad de absorción. Incluso, aseguran que la descomposición de la materia orgánica, producto del aumento de la actividad biológica, puede resultar en la liberación de estos gases contaminantes.