Europa necesita autos eléctricos como eje de la transición energética. Sus baterías requieren litio, pero la minería genera problemas sociales y ambientales en países como Chile.

El litio es hoy una de las materias primas más codiciadas en el mercado mundial. No solo los autos eléctricos, sino también los portátiles y teléfonos celulares necesitan baterías de iones de litio. En consecuencia, la demanda mundial de litio se duplicaría en 2025, estima la Agencia Alemana de Recursos Minerales.

El metal ligero de color blanco plateado tiene una gran capacidad de calor y baja densidad, por lo que es ideal para baterías compactas y duraderas. Algunos ya están hablando del «oro o el petróleo blanco».

Estudiantes y sindicatos rechazan un acuerdo entre la Organización Chilena para el Desarrollo Económico  y la empresa química SQM, sobre la explotación de litio en 2030, que fue firmado a principios de este año. El gobierno chileno quiere aumentar la producción de litio y discute la posibilidad de producir baterías. El país suramericano busca acabar con la dependencia de las materias primas que exporta, pero cuyos productos finales no fabrica.

 

El Salar de Atacama pertenece al llamado «triángulo de litio» entre Bolivia, Argentina y Chile. Un lugar que no solo atrae a turistas sino también a compañías químicas como SQM y Rockwood, de la estadounidense Albermarle. Se estima que en las profundidades de dicho lago salado se encuentran los depósitos de litio más grandes del mundo.

El litio es un metal alcalino que se obtiene en un proceso de evaporación. Para esto, el agua mineral subterránea se bombea hacia grandes piscinas. Bajo el sol del desierto se evapora, provocando que diferentes sales se asienten. Gracias a un proceso químico, esta solución salina se transforma en carbonato de litio.

El proceso de evaporación consume mucha agua. El nivel del agua subterránea está bajando en la región, los cursos fluviales y los humedales se están secando. En las comunidades de los alrededores, hay escasez de agua, la contaminación del suelo y el agua potable aumentan porque el agua residual no es tratada. Este no solo es un problema para la población residente, en su mayoría indígena, sino también para la flora y la fauna.

Fuente:Hemisferios.info/DW