Un nuevo estudio realizado por Greenpeace Brasil señala que en los seis primeros meses del 2024, la minería devastó 417 hectáreas en las tierras indígenas de Kayapó, Munduruku y Yanomami, lo que es equivalente a 584 campos de fútbol.
Las tierras indígenas afectadas
La tierra Kayapó es la más afectada por las actividades ilegales, con pérdidas contabilizadas en 227 hectáreas, aunque si lo comparamos con el año pasado, se registró una caída del 60,18 %.
Por su parte, en las tierras yanomamis se arrasaron 169,6 hectáreas en los primeros seis meses del año; no obstante, si se contrasta con las alertas recibidas en 2023, la reducción fue del 5,92 %. Por último, se destruyeron 20,2 hectáreas en las tierras Mundurukú.
Jorge Eduardo Dantas, portavoz del Frente de Pueblos Indígenas de Greenpeace, señaló que una de las demandas de los distintos pueblos originarios del Brasil es «la expulsión total de los ‘garimpeiros’ [mineros ilegales] de sus tierras».
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El plan para combatir esta problemática
Para combatir esta problemática, el Ministerio de Justicia y Seguridad Pública y el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social destinaron 58 millones de dólares al Plan Amazonia: Seguridad y Soberanía (AMAS), un proyecto focalizado en acciones de inteligencia con el fin de identificar actividades ilegales en la zona.
En dicho encuentro, Lula da Silva, presidente de Brasil, instó «menos burocracia» y más «rapidez» en la lucha contra el crimen organizado y la minería ilegal, que destruyen la mayor selva tropical del mundo.