El país latinoamericano sufre las repercusiones negativas de esta problemática como ningún otro en el mundo, ya que registra al menos una cuarta parte de las cien especies exóticas más dañinas del planeta.

Según la Plataforma Intergubernamental sobre la Biodiversidad y los Servicios Ecosistémicos, la fauna y la flora invasoras representan uno de los principales motivos de pérdida de biodiversidad a escala global y se las relaciona con el 60 % de las extinciones registradas en la actualidad. Además, en un 16 % de los casos son el único factor responsable de la desaparición.

La biodiversidad chilena

El caso de Chile es particular dado que cuenta con múltiples ecosistemas y posee un patrimonio natural único que hoy se ve amenazado. Un reciente estudio, elaborado por la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad de Chile y que forma parte del Proyecto GEF Especies Invasoras, reveló que alrededor de 87,9 millones de dólares anuales se pierden por la presencia de siete ejemplares no nativos: el jabalí (Sus scrofa), el castor (Castor canadensis), la flor espinillo (Ulex europaeus), el conejo (Oryctolagus cuniculus), el visón (Neovison vison), las moras (Rubus spp.) y la avispa chaqueta amarilla (Vespula germanica).

Los ecosistemas acuáticos también se encuentran envueltos en esta problemática, ya que la intensa actividad pesquera propicia el traslado de especies extranjeras hacia sus costas y, si estas sobreviven, pueden propagarse. 

Los cambios en los distintos ecosistemas

Otro tipo de invasión, del que también somos responsables, es el asilvestramiento de los perros que, por abandono y mal cuidado, terminan amenazando a la fauna nativa y propagando enfermedades.

Por su parte, los investigadores insisten en que no hay política más efectiva que la prevención, promoviendo la educación ambiental y la participación ciudadana para limitar la liberación de animales en un medio que no es el natural para esa especie.