El desierto ubicado en el norte de África se destaca por su aridez y condiciones extremas, pero esta área atravesó recientemente un evento extraordinario cuando un inusual diluvio dejó lagunas de agua azul entre las palmeras y las dunas de arena.
Un suceso que no es frecuente
Este suceso provocó el asombro de los residentes y turistas, ya que es poco común que llueva con tanta intensidad en esta región, sobre todo a finales del verano.
El sureste de Marruecos, que es una de las regiones más áridas del mundo, registró dos días consecutivos de lluvia que superaron los promedios anuales de precipitaciones en varias áreas.
Ciudades como Tata, que suele recibir menos de 250 milímetros de lluvia al año, registraron unos 100 milímetros en tan solo 24 horas, lo que dejó postales impresionantes del agua brotando por las arenas del desierto del Sahara y fluyendo hacia el lago Iriqui, un lecho lacustre que había permanecido seco por 50 años.
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La falta de agua en el Sahara
Marruecos atravesó seis años consecutivos de sequía, lo que obligó a sus habitantes a racionar el agua, pero recientemente las lluvias ayudaron a rellenar acuíferos subterráneos vitales para las comunidades del desierto, aunque aún no está claro hasta qué punto estos diluvios solucionarán estos problemas hídricos.
Si bien por un lado las lluvias le dieron agua a un pueblo que escasea de este recurso, por otro trajo consecuencias devastadoras como las inundaciones que dejaron más de 20 muertos en Marruecos y Argelia, además de afectar distintas cosechas.