Incendios forestales en California y Siberia. Inundaciones que eliminan las cosechas de granos en Argentina. Sequías que obligan a restricciones de agua en Ciudad del Cabo y afectan los envíos por el río Rin de Alemania. El cambio climático es de naturaleza global y está subiendo en las encuestas sobre preocupaciones de los votantes. En algunos países está en o cerca de lo más alto, pero no se considera con la misma urgencia en todo el mundo.
Esto presenta un dilema para los líderes políticos. Por un lado, muchos se enfrentan a la presión de pulir sus credenciales ambientales a medida que la acción climática se convierte en una prioridad para los votantes y las empresas por igual. Por otro, los opositores políticos pueden acusarlos de centrarse en una amenaza distante a expensas de preocupaciones existenciales más inmediatas, como la atención médica o el apoyo al crecimiento económico. La división no es solo financiera, sino a menudo entre votantes urbanos y rurales, lo que hace la tarea de los políticos aún más compleja.
En muchos países, el clima y el ambiente se convirtieron en un campo de batalla político en el que se están luchando cada vez más elecciones. Las elecciones de la Unión Europea en mayo vieron un aumento inesperado en el apoyo a los partidos verdes. Sin embargo, en la votación de Australia el mismo mes, el Partido Laborista, favorable al medio ambiente y escéptico de la industria del carbón, perdió votos rurales —y las elecciones—, incluso pese a haber ganado apoyo en las principales ciudades. Las votaciones de otoño en Canadá probablemente estarán dominadas por los impuestos al carbono que gravan los combustibles fósiles.
Mientras los líderes del Grupo de los 20 se reúnen en Japón esta semana, existe el riesgo de que las diferencias ideológicas existentes sobre el cambio climático se vean agravadas por las diferentes expectativas de acción de los votantes, lo cual dificulta aun más cualquier posibilidad de consenso.
Fuente, Perfil