Este día surgió en 1970 en Nueva York, Estados Unidos, y su promotor fue el senador Gaylord Nelson, quien buscaba crear conciencia sobre los problemas que acarrea la contaminación y sobre la importancia de la conservación de la biodiversidad.
El lema oficial de este año es Invertir en nuestro planeta, lo que puede hacerse con dinero y/o tiempo. Por ejemplo, desde nuestro lugar podemos tener un uso consciente y responsable de los recursos, no derrochar, no generar desechos innecesarios ni excesivos y acompañar los procesos y ciclos de la Tierra, para vivir en armonía y permitirle regenerarse. Respetar a cada ser que habita en ella nos permitirá avanzar en este sentido.
Los ecosistemas sustentan todas las formas de vida. De la salud de ellos depende directamente la salud de nuestro planeta y sus habitantes. Restaurar aquellos que están dañados ayudará a acabar con la pobreza, a combatir el cambio climático y a prevenir una extinción masiva.
Algunos datos*
- Cada año, el mundo pierde 10 millones de hectáreas de bosques, una extensión similar a Islandia.
- Los ecosistemas sanos nos ayudan a protegernos de las enfermedades porque la diversidad de especies (y el respeto a sus espacios) hace más difícil la propagación de patógenos.
- Alrededor de un millón de especies animales y vegetales se encuentran en peligro de extinción.
“La Tierra no es una herencia de nuestros padres, sino un préstamo de nuestros hijos” - proverbio de los indios americanos.
*Fuente: ONU