Aunque estamos familiarizados con los piojos por tanto batallar con la cabeza de los niños y niñas -y a veces hasta con la nuestra-, lo cierto es que estos seres no sólo nos molestan a nosotros. De hecho, pueden vivir en un sinfín de lugares. 

Y aquí va la novedad: hay especies que se lograron adaptar a la vida en otros mamíferos no humanos. Pero no hablamos de animales terrestres, sino marinos, como las morsas y las focas. Esto significa que pueden sobrevivir fácilmente en el agua. 

¡Así es! Son los únicos insectos realmente oceánicos del planeta. Al menos eso asegura un nuevo estudio realizado por especialistas de Argentina, Brasil y Francia. En dicho documento logran diferenciar las distintas especies existentes y su adaptación para lograr vivir en las profundidades. 

Un detalle esencial

Los científicos detallan que aquellos bichitos denominados “patinadores” eran conocidos por poder permanecer en las superficies de las aguas, pero que no se tenía registro de que pudieran navegar mucho más allá. Ahora este estudio logró dar con un ejemplar que sí lo hace: el piojo. Es a partir de este punto que se preguntaron cómo es que lo consiguió si originalmente era terrestre. 

Existen distintas especies de piojos adaptadas a las características ambientales de sus hospedadores.
Existen distintas especies de piojos adaptadas a las características ambientales de sus hospedadores.

Lo interesante aquí es que estos parásitos chupa sangre lograron tolerar la ausencia de oxígeno, las bajas temperaturas, la presión de las profundidades y la salinidad. Y esto no es nuevo, llevan haciéndolo al menos 40 millones de años. 

¿Qué descubrieron? Que estos insectos tienen un sistema respiratorio traqueal y que, según la hipótesis, el mismo lograría colapsar y comprimirse, liberando la totalidad del aire y permitiéndole sobrevivir bajo el agua. También notaron que la mayoría de ellos vive el 80 % de su vida en esas condiciones… ¡Esto explicaría por qué no se mueren luego de una ducha!

Un estudio sobre piojos

Para dar con estos resultados se analizaron 130 especímenes adultos en cinco especies de mamíferos marinos. Luego usaron diferentes herramientas para evaluar sus características físicas. Gracias a ello encontraron una morfología distinta entre especies asociada a sus hospedadores.

Los resultados demuestran que las especies de piojos que practican un buceo más profundo, por ejemplo los que habitan en elefantes marinos, suelen tener una forma más redonda que les permite soportar altas presiones hidrostáticas. Otra conclusión a la que llegaron es que estos insectos, aunque actúan como vectores patógenos, en principio no nos hacen daño.