Seguro te has preguntado cómo esta gran estructura logra conservarse erguida tras más de cuatro milenios. Ahora un nuevo estudio parecería haber encontrado la respuesta.
Gracias a un análisis geométrico, liderado por el físico japonés Akio Kato, descubrieron que la estructura no es precisamente simétrica, y que esta anomalía sería clave para entender su durabilidad. Explican que el monumento no cuenta con cuatro caras planas, sino con ocho.
¿De qué se trata?
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En el estudio -publicado en la revista Archaeological Discovery– sugieren que cada una de las caras de la pirámide presenta una concavidad sutil, casi imperceptible desde el suelo. Esto significa que se trata de un poliedro.
Seguro lo estarás pensando, pero no. No se trata de ningún desgaste. Es que, al principio, los propios investigadores dudaron si no se trataría de una deformación producida por el propio deterioro de la edificación; sin embargo, luego confirmaron que no era más que una elección arquitectónica deliberada, diseñada para incrementar su estabilidad.
¿Cómo es la estructura?
Si bien este descubrimiento parecería algo novedoso, lo cierto es que parte de esta información ya había sido notificada en 1927 por un piloto de la Real Fuerza Británica a través de una fotografía. Lamentablemente, en aquel entonces, su relevancia fue minimizada dado que se creía que había sido un efecto visual provocado por la perspectiva aérea.
Según los cálculos, las hendiduras presentan una inclinación aproximada de once grados, ángulo que habría permitido que los bloques se compactaran con el paso del tiempo (y con ayuda de los sismos), fortaleciendo en lugar de debilitar la estructura.