Hay un mamífero que vive en la República Democrática del Congo, en la selva tropical de Ituri. Tiene la cara de una jirafa, pero el cuello corto. Tiene rayas idénticas a las de las cebras, pero sólo en las patas y en la cola. Estamos hablando del okapi.

Quizás no lo conozcas; es probable que nunca hayas escuchado hablar de él. Es que se trata de una especie muy esquiva que habita un área boscosa donde es difícil acercarse. Por eso estudiarlo es un desafío. Lo que sí sabemos es que su cuello no tan largo le permite alimentarse de la vegetación baja (aprovecha más de 100 especies de plantas, incluso algunas venenosas para otros animales), y tiene un olfato y un oído muy desarrollados.

¿Qué es un okapi?

A menudo denominado “jirafa del bosque”, tiene un vínculo de siglos con las comunidades locales, pero su descripción y descubrimiento por parte de la ciencia se remonta a 1901. Hoy te vamos a contar un poco sobre este animal.

Te dijimos que los okapi tienen rayas en sus patas. Éstas sirven como camuflaje y marca distintiva, contribuyendo a la comunicación entre madre e hijos ya que permite su rápida identificación, pero no se vinculan de ninguna manera con las cebras. De hecho, esta especie pertenece a la familia de las jirafas y utilizan su cuello de la misma manera en la búsqueda de su alimento y disputa por el territorio y derecho a la reproducción.

Un okapi acicala a su cría con su extensa lengua.
Un okapi acicala a su cría con su extensa lengua.

Mucho más de este asombroso animal

En cuanto a su anatomía, tiene una lengua de unos 30 a 35 centímetros, la cual no sólo le permite alcanzar hojas, sino también limpiarse las orejas. Con respecto a su comportamiento, te dijimos que tiene una actitud esquiva, pero eso no quiere decir que sean necesariamente solitarios. Si bien algunos ejemplares pueden serlo, otros se mueven en pareja o en grupos familiares pequeños.

En condiciones óptimas, es un animal bastante longevo: puede vivir 30 años, pero la protección de su entorno es fundamental. La deforestación y la actividad humana, como la cacería ilegal, atentan contra la estabilidad de la especie.

Ahora ya conocés al okapi, ¿te imaginás qué otras sorpresas tendrá?