Los centros de datos -impulsados por el crecimiento de proyectos de Inteligencia Artificial y nube- requieren de infraestructuras con alta demanda de energía y refrigeración. De hecho, según la Agencia Internacional (IEA), en la actualidad estos servidores consumen cerca del 2 % de la electricidad global.
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El consumo del agua para la IA
Explican que este porcentaje podría duplicarse antes del 2030 si este tipo de industrias se continúan popularizando. Como ejemplo, los especialistas citan el caso de países como Irlanda, donde su expansión descontrolada ya representa uno de cada cinco kilovatios consumidos a nivel nacional. En la misma línea, Estados Unidos y China debieron empezar a implementar medidas regulatorias para contrarrestar su expansión y evitar la saturación de las redes eléctricas.
El agua también se está convirtiendo en un problema, dado que algunos data centers pueden consumir más de un millón de litros diarios para mantener las temperaturas, incluso en regiones con estrés hídrico. Ante este panorama el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente publicó recientemente una guía global para que estos espacios se vuelvan más sostenibles. Para ello, recomiendan incentivos fiscales y auditorías ambientales.

Las polémicas de la Inteligencia Artificial
El auge de la IA generativa está acelerando su demanda y la creación de nuevos modelos de lenguaje que requieren millones de operaciones por segundo. Sin embargo, la reestructuración y rediseño de estos sistemas exige una planificación -aún inexistente- que permita sostener su eficiencia y eficacia sin sacrificar al planeta.
Siendo así, la carrera por estos centros de datos no es sólo un desafío técnico, sino también una disputa económica, política y ambiental.