La Antártida es un continente clave para el equilibrio climático global y para comprender el avance del calentamiento del planeta. Es que, ante el aumento de las temperaturas, el entorno comenzó a modificarse de manera acelerada.

Uno de los elementos más afectados es la Corriente de Pendiente Antártica (ASC, por sus siglas en inglés), una corriente marina que cumple el rol de separar las aguas cálidas del norte de las frías polares.

Las revelaciones en los patrones de la corriente

El reciente estudio publicado en la revista Geophysical Research Letters, revela cómo responde esta corriente a los cambios en el clima e inclusive su aporte progresivo al deshielo. La presencia de este flujo impacta de forma directa en el derretimiento de las plataformas gélidas y, por extensión, en el nivel del mar.

El estudio advierte que la corriente se acelera aún más cuando el derretimiento se incrementa de forma constante. Si bien el aporte de agua dulce crece de manera lineal, los informes que replican lo que sucederá entre 2025 y 2030 demuestran que la velocidad de la corriente aumentará casi un 50%.

Análisis situacional

Este incremento sugiere que el agua de deshielo, menos salada y más liviana, se acumula en la plataforma continental mientras se reduce la formación de masas de agua más densas, que se hunden en el océano. Este proceso, facilita el ingreso de las aguas profundas circumpolares (CDW), que son más cálidas y saladas, en las zonas costeras.

El estudio concluye con la existencia de un círculo de retroalimentación: ya que el deshielo refuerza la corriente, la corriente acerca aguas cálidas a las plataformas de hielo y esas aguas aceleran el derretimiento.