Bill Covitz es un artista estadounidense que lleva más de 20 años esculpiendo instrumentos sobre hielo. Pero lo que quizás nunca pudo llegar a imaginarse es que sus creaciones sonaran en el concierto más gélido de la historia. Justo en el extremo norte del Ártico. En este punto, con temperaturas inferiores a los doce grados, fluyó la música a ritmo de violonchelo, cuernos musicales y campanillas que se unieron a la percusión sobre hielo para lanzar un mensaje: la urgencia de proteger al menos el 30 % de nuestros océanos para el 2030 y reclamar la creación de santuarios marinos.
El concierto fue protagonizado por un grupo de músicos suecos que participan en la expedición De Polo a Polo, la más ambiciosa de la historia de Greenpeace y que recorre los océanos de Ártico a Antártico durante casi un año. Los artistas interpretaron la pieza Ocean Memories, compuesta para la ocasión por el músico noruego Terje Isungset, con instrumentos esculpidos en hielo recogidos en las gélidas aguas del océano Ártico.
«Hay que tratar el hielo con respeto, de lo contrario se rompe. Debemos hacer lo mismo con la naturaleza», explicó Isungset, director y compositor de la pieza, de tres minutos de duración, en la que los artistas tuvieron que soportar temperaturas inferiores a doce grados bajo cero.
Fuentes: Antena 3 y Euronews