A partir de las denuncias de vecinos que señalaban actividades clandestinas, la Unidad Fiscal Especializada en Materia Ambiental (UFEMA) dispuso una inspección que finalizó con la clausura inmediata y preventiva del lugar.
La falta de regulación
Los especialistas determinaron “que el lugar funcionaba como un laboratorio químico sin la habilitación y los permisos correspondientes y con graves falencias de seguridad e higiene, como la existencia de sustancias corrosivas y perjudiciales para la salud dispersas en el suelo, que además eran vertidas a la red cloacal”.
Por otro lado, “se verificó que muchos productos se encontraban vencidos desde 1999”, según explica la página oficial del Ministerio Público Fiscal de la Ciudad.
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Los residuos encontrados
Por su parte, la Brigada de Emergencias de Bomberos de la Ciudad tomó muestras y contabilizó más de 500 envases con diferentes productos químicos, como ácido acético y ácido hialurónico.
En cuanto a la UFEMA, imputó al responsable del establecimiento por arrojo de sustancias insalubres y capaces de producir daños a la salud, a la vez que secuestró y puso a resguardo todos los envases y las sustancias potencialmente nocivas.